
Ya son viejos, la pareja de abuelos.
Él la ama profundamente, mas ella tiene una enfermedad que la afecta su memoria, que hace que todos aquellos recuerdos apasionados con él queden guardados profundamente en un baúl de pensamientos, sellado, sin que nadie lo pueda abrir y con eso, sin que ella los pueda revivir.
Él se dirige a ella cada mañana, una enfermera los presenta todas las mañanas, día tras día. Él le cuenta su vida, le lee su diario de vida cada día. La mira fijamente mientras le cuenta todos aquellos momentos que pasaron juntos, pero como si fuera la historia de otro, más ella no lo recuerda, ni a él, ni a la 'mujer de la historia'.
Él espera que algún día ella pueda recordar todo aquello que él le recita. Cada mañana se levanta con la esperanza de que ella lo recuerde por más de un minuto y que le dedique un delicado y apasionado: 'te amo'.
Si tan solo ella pudiera recordarlo por siempre, así como él tiene clavada en sus pensamientos y sentimientos, en su memoria, en su frente, en su mano y por sobretodo, en su corazón.
El sol ya no alumbra, es de noche y la luna los acompaña. Ella cenando, mas el contando, contando esa historia que no termina nunca! Y que ella dice que es muy interesante.
La historia casi llega a su fin, y él la mira fijamente y le cuenta sin leer la última parte de la juventud apasionada que vivieron. Los ojos de ella, tan hermosamente teñidos de color cielo lo miran con expectación.
De un momento a otro, ella, asombrada, no lo deja terminar su historia, lo interrumpe desesperadamente casi formando alboroto diciéndole: 'Pero si somos tu y yo! Los de la historia somos tu y yo!, no quiero que termine, amor, quiero recordarlo por siempre, cuéntame! cuéntame!, ya sé!, salgamos fuera de aquí, quiero aprovechar el tiempo contigo'.
Él la mira sonriendo, le dice: cariño, que hermoso que me recuerdes, no sabes cuanto esperé para que volvieras a mí, te amo tanto, que te contaría nuestra historia una y otra vez, con tal que vuelvas a mi cada vez que te la recite.
En ese momento, él la abrasa, sollozando, mas siente un rechazo por parte de ella, lo mira con extrañeza, le grita, lo empuja y dice: 'pero, ¿Quien es usted?, ¿Qué hace aquí?, salga de mi habitación ahora mismo!, enfermera!, sáquenlo de aquí!, éste hombre quiere hacerme daño'.
Como ya imaginas, ella ya no lo recordaba otra vez. Las enfermeras entraron invadiendo la habitación de la anciana, la acostaron forcejeando con ella e inyectándole medicinas que la hicieran dormir, mas el sentía pena inmensa, ¿Cómo algo tan hermoso duró tan poco?, ¿Como algo tan añorado durante tanto tiempo se termina sin poder disfrutarlo?. Pues así es la vida, muchas de las cosas que quieres que nunca se acaben, terminan sin que las disfrutes.
En los ojos color pardo del anciano abundaban las lágrimas, se preguntaba dentro de sí: '¿Por qué te vas nuevamente, Alice?, amor, recuérdame nuevamente y hazme feliz sólo un minuto mas, te necesito tanto!, vuelve a mi'.
Las enfermeras lograron que Alice durmiera, y él, sollozando desesperadamente decidió retirarse a su habitación, triste, solo y decepcionado.
A media noche se levantó, mas activo que nunca, pasaba caminado por recepción, tranquilamente como si nada pasara, pero una enfermera se acerca y le dice: '¿Y usted donde cree que va?'. El anciano le responde con seriedad: 'Me dirijo a ver a mi amada, Alice.'
En ese momento, la enfermera lo mira sonriendo, le dice: '¿Pues no sabe que son las reglas el permanecer en su habitación?, es importante que duerma'. (Pero, ¿por que la enfermera le recuerda las ‘reglas’ a Duck?, si sabe que es un terco enamorado del amor). Duck la mira con cara de desesperación sin decirle nada, mas la enfermera le aclara: Duck, usted sabe cuales son las reglas, lo que es yo, me iré a tomar un cafecito al casino, y no pienso volver en un largo, largo tiempo, así que espero que cuando yo vuelva de mi largo descanso, usted no esté en este lugar.
La enfermera se retira, el anciano no comprende el mensaje, ve que ella se aleja sin preocupaciones, y él, intranquilo, se acerca a la recepción y divisa una tasa con café llena. La ampolleta ha encendido nuevamente, ya había comprendido, luego de unos minutos de confusión. Comprendió que la enfermera le daba 'chipe libre' para poder ver dormir a su amada, pues ella sabía que lo único que el amaba fervientemente en ésta vida era a ella. Alice.
Entonces, con ánimos se dirigió hacia la habitación de Alice, en su mente corrían pensamientos positivos, creía con el corazón que ella lo podría recordar una vez mas.
Y llegó hasta su puerta. Allí estaba ella, descansando luego de un golpe de medicamentos que no la dejaban estar consciente. Se acercó con cautela, no quería despertar a tan bella durmiente. Se sentó a un costado, la observaba tratando de enviarle mensajes telepáticos como muestras de su amor, mas ella sólo descansaba. De repente, abre sus ojos, lo mira tratando de reconocer sus rasgos. Él se desespera rápidamente, creyendo que ella no lo reconocía otra vez y volvería a gritarle sin sentido, y él, volvería a sufrir una vez mas. Mas la anciana lo observa, acerca su mano al rostro del desesperado anciano y le dice: '¿Que pasa cariño?'.
La sonrisa abundaba en el rostro de Duck porque su amada lo recordaba una vez mas. Él le acaricia su nevado cabello diciéndole: Cada mañana que me levanto, amor, con ansias de que éstos momentos nunca terminen.
Alice lo mira, sonriendo, le dice: y, ¿Cuanto crees que dure éste momento?.
Duck responde: cariño, ojalá dure la eternidad.